14 - LA TEMPLANZA

               o LA ALQUIMIA ESPIRITUAL.

Cuando el Anciano maestro sintió que todos los aspirantes al conocimiento habían asimilado el contenido y el amor a la muerte, los transportó mentalmente a otro paraje.

En medio de un campo florecido, apareció un ángel alado y plegó las alas en forma de ángulo recto y se puso a caminar de norte a sur. Sobre su cabeza brillaba la llama de todas las transmutaciones alquímicas y en ella residía el espíritu del agua primitiva. El ángel llevaba el precioso líquido en un ánfora de oro que sostenía en su mano izquierda y se puso a verterla en un ánfora de plata que llevaba en su mano derecha.

Al caminar, el ángel desplegó unas pequeñas alas que llevaba en los talones y a su espalda apareció el signo de Mercurio, protagonista y guardián de todos los trabajos alquímicos y sobre él, el Sol en posición fecundadora y el signo de Escorpión a la derecha propiciando la manipulación de los materiales.

Luego el ángel desapareció de la imagen y llenó la escena el número catorce que expresaba todas las fases lunares necesarias para que el velo de Isis fuera levantado. Gradualmente el catorce se fue convirtiendo en un cinco. En ese instante la visión se esfumó y los aspirantes fueran sumidos en un gran sueño: el liquido que vertía el ángel con su copa de oro en la copa de plata había rebosado y se había convertido al caer en tierra en un gran río y todos los aspirantes habían caminado hasta sus orillas y habían comenzado a sumergirse en él para ser purificados y no tener en el futura necesidad de otra agua.

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La Templanza

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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