18 - LA LUNA

               o LA SEPULTURA

Cuando la doncella terminó de verter su líquido en el mar y en la tierra, sobre el planeta se hizo el crepúsculo.

Entonces, el espíritu alquímico que había derramado, fecundó el óvulo y comenzó la germinación.

En el cielo apareció una luna nueva coincidiendo con el solsticio de verano y solamente iluminó una de las dos pirámides que se silueteaban en la noche, la que estaba al lado derecho.

A la luz del crepúsculo y sobre el cielo, pudo verse dibujado con caracteres de fuego el signo de Cáncer y sobre el dintel de la puerta que daba acceso a la cripta de las iniciaciones en la pirámide iluminada, aparecieron los signos de Acuario y Venus.

Procedente del interior de la tierra en dirección a las pirámides, iluminado por la luna directamente un escorpión hacía su camino.

Dos perros sentados, con cabeza de chacal, montaban guardia al lado de las pirámides.

El de la pirámide iluminada era negro y blanco el de la pirámide negra. Cada uno conducía el proceso alquímico de la pirámide respectiva y guiaba los cuerpos sutiles hacia su propio destino: la muerte el de la pirámide negra, el renacimiento el de la pirámide iluminada.

El proceso debía terminarse antes de que el sol iluminara la piedra angular del gran templo en la ciudad dorada En ese preciso instante la luna terminaría su recorrido y la cripta debería ser abierta y revelar su secreto.

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La Luna

 

 

 

 

 

 

 

 

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