11 - LA JUSTICIA

               o LA LEY DEL KARMA

La segunda visión que el ermitaño comunicó a los que habían solicitado el conocimiento, fue la de la justicia.

Ante los ojos de los aspirantes, apareció una princesa ataviada con vestidos de oro, coronada por la cobra de la sabiduría con los ojos vendados, sentada sobre un trono cúbico, elevado sobre tres escalones cuadrangulares, con una espada curva en su mano derecha y una balanza en su mano izquierda.

La princesa estaba de perfil, preparada para presidir el juicio de cada uno de los que habían solicitado la iniciación, y aplicar la ley del karma que les conduciría a la muerte alquímica o les haría regresar al mundo general del maya.

Detrás de la princesa obraban como testigos los cuatro guardianes alquímicos de los cuatro elementos: de pie sobre el tercer escalón un león, sobre el león la esfinge con cuerpo de toro, detrás de la esfinge un ángel alado y sobre el ángel una tortuga en posición de vuelo.

En presencia de la princesa, se inició el juicio de los que habían solicitado ser admitidos en el atrio del templo. El juicio se llevaba a cabo, colocando en una de los platillos de la balanza una pluma y en el otro el corazón del aspirante. Sí el corazón pesaba más que la pluma y desequilibraba la balanza, entonces, el chacal con cuerpo de hombre lo conducía de regreso al mundo del maya y lo dejaba sujeto a la ley común. Si por el contrario, el corazón era tan ligero de peso como una pluma, el aspirante era conducido al atrio y admitido en la iniciación.

El juicio y la aplicación de la ley del karma para los aspirantes, tenía lugar en vida, se celebraba bajo la influencia de Venus y entre los signos de Cáncer y Capricornio.

 

 

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La Justicia

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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